¿Qué hago el lunes?

Dino Salinas Fernández

Este artículo comienza exponiendo el concepto de planificación o programación de la enseñanza como proceso reflexivo, que desde la Administración educativa se ha intentado convertir en un conjunto de pasos prescritos, aunque en realidad en la mayoría de los casos el profesorado no sigue estas prescripciones.

Tradicionalmente se han buscado respuestas a cuestiones sobre la enseñanza, investigando el trabajo que hacen los profesores, pero no se puede generalizar porque cada profesional de la enseñanza es portador de unas experiencias, ideas, creencias que indiscutiblemente influyen en su quehacer diario, y aquí es donde se centra la investigación, en la forma en que los docentes llevan a la práctica sus ideas influidos por los contextos en los que se encuentran inmersos.

Existen varios tipos de planificación docente:

• Programación anual, burocrática y previa al conocimiento del contexto.
• Programación trimestral o quincenal, que contextualiza y concreta la anterior.
• Programación más informal y particularizada o individualizada que se fundamenta más en la realidad cotidiana del aula y en la diversidad presente en ella.

Lo que se pretende con las programaciones es organizar lo que ocurre dentro del aula pero también poner los límites para que se pueda improvisar en ella, pues la excesiva rigidez típica del novato lleva a una enseñanza rutinaria, cuestión que irá desapareciendo conforme se vaya adquiriendo experiencia, adaptándose así la planificación a la marcha del aula.

El autor de este artículo pone el acento en el debate y la planificación colectiva si queremos innovar y ello debe contemplarse en la estructura organizativa ya que se debe prever tanto tiempos como espacios que la favorezcan.